Proyecto Boxed de Tyrone Stoddart.

 

Es imposible habitar una casa sin mobiliario. Y no me estoy refiriendo a pasar un rato estupendo de relajamiento y contemplación, que pudiera ocurrir en un espacio vacío. Quiero decir habitar, esa actividad llena de cosas tontas y no tan tontas que ocupa gran parte de nuestras vidas, estemos despiertos o dormidos.

En la medida en que la arquitectura se dedica a pensar y proporcionar alojamiento para las personas, el mobiliario debiera ser parte de su interés y quizá esa separación entre una cosa y la otra, que ahora nos parece tan obvia, se vaya haciendo más difusa con el tiempo.

Algunos ejemplos de muebles con “algo más” que ya he comentado en otros artículos han sido: la premiada Cooking Table de Moritz Putzier, las patas Floyd de la ciudad de Detroit o el mobiliario de “código libre” que se está haciendo ya por todas partes.

Una alternativa al, con frecuencia, trabajoso montaje de los productos de Ikea podría ser este mobiliario cuyas piezas llevan imanes y por tanto no requiere de ese atornillamiento sin fin.

Un artilugio de gran utilidad para vidas nómadas podría ser este maletín de campaña que contiene lo necesario para montar un despacho.

Ahora que los médicos nos alertan del grave peligro que supone para nuestra salud pasar tantas horas sentados frente al ordenador, los escritorios para trabajar de pie ofrecen una alternativa aunque solo sea para de vez en cuando.

Y lo que no podía faltar en este blog es una referencia al mobiliario multifuncional para aprovechar espacios reducidos. En este caso es una visita a la tienda norteamericana (aunque casi todos los productos son italianos) Resource Furniture, de la mano de la experta en viviendas mínimas Kirsten Dirksen.