Un grupo de miembros de la Junta de Representantes, elegidos por primera vez en las últimas elecciones, ante el conflicto interno que nuestra organización estaba viviendo, tomamos hace unos meses la decisión de promover una alternativa para gobernar el Colegio de Arquitectos de Madrid.

Desde entonces han pasado muchas cosas, en nuestro grupo y alrededor, ese pequeño embrión ha crecido notablemente y ahora nos encontramos con un proyecto ilusionante entre las manos y un sólido equipo armado a golpe de trabajo y debate.

Muchas han sido las dificultades en nuestro Colegio durante el último año y cada persona involucrada en su gestión sabrá cuál ha sido su aportación, pero quienes componemos esta candidatura pensamos que son las carencias democráticas y las rutinas de cooptación de la institución las que hacen imposible un cambio hacia mejor.

No será posible restaurar los daños producidos por las afrentas cruzadas ni progresar, si no se cambian métodos y paradigmas. Si no somos, como ahora se dice, disruptivos.

Por otra parte, en los últimos meses se ha sumado a la zozobra profesional que llevamos sufriendo desde hace años la sacudida de una crisis sanitaria desconocida e inesperada para esta generación. Una crisis sanitaria que ha puesto al descubierto el déficit de habitabilidad de nuestras casas y nuestras ciudades, interpelando directamente a nuestra profesión.

Por todo ello proponemos trabajar por un Colegio que implemente prácticas y herramientas democráticas más propias de nuestro tiempo. Tecnologías de la participación que hagan posible la consulta permanente a los colegiados, conocer el sentido de su voto y sus propuestas.

Un Colegio que sirva, primero de todo, para que nos cuidemos. En todos los sentidos, porque tanto necesitamos la actualización profesional o la red de contactos, como mejorar nuestra oratoria, nuestra concentración… o cuidar nuestra espalda o nuestra dieta.

Un Colegio que enfoque la profesión hacia el bienestar de las personas, donde ideas como ecología, arquitectura saludable, derecho a la vivienda, diseño universal… se pongan de una vez en el centro del debate.

Un Colegio, finalmente, que busque volver a conectar con la sociedad, definiendo para qué servimos y descubriendo cómo podríamos ponernos a su servicio.

En definitiva, podríamos resumir, proponemos un Colegio más humano, con el que cuidarnos para servir.

Si no es ahora, ¿cuándo?