Desechos de materiales de construcción expuestos en la exposición.

 

Materia gris (Matèrie grise) es el título del evento que desde el 26 de septiembre (y hasta el próximo 4 de enero) tiene lugar en el Pabellón del Arsenal (Pavillon de l’Arsenal) de París, uno de los espacios dedicados a la arquitectura y el urbanismo que tiene la capital francesa.

La documentación de la exposición describe así el reto que lanzan los organizadores: “Consumir más materia gris para así utilizar menos materias primas, convocando a la inteligencia colectiva, para reconsiderar nuestra manera de construir”.

“Las actuales limitaciones económicas y ambientales… la crisis de materiales y la ambición de una ciudad con residuos cero” son el punto de partida de este trabajo.

Con estudios que sostienen que la industria de la construcción consume más de un tercio de las materias primas que extraemos de la naturaleza (incluido un 12% del agua), así como es responsable de entre un 30% y un 40% de los residuos sólidos que vertimos al ambiente, no parece una cuestión menor.

Julien Choppin y Nicola Delon, creadores del evento y arquitectos del colectivo Encore Heureux, nos invitan a mirar al frente con creatividad, con un paseo por el mundo a través de 75 proyectos relacionados con el reciclaje.

“La reutilización nos abre un enorme catálogo de posibilidades: hormigón prefabricado, pilotes marinos, traviesas de ferrocarril, carretes de cable, placas de yeso… que se convierten en cimentaciones, revestimientos, aislamiento acústico, estructuras, fachadas”.

Proyectos como por ejemplo: los edificios construidos con escombro del premio Pritzker Wang Shu; restos de cantera para un edificio de apartamentos en Irán (Architecture by Collective Terrain); pallets de madera para un pabellón en un parque en Florencia (Avatar Architettura); todo tipo de  material reciclado para una vivienda familiar en una reserva Navajo en Utah (Design Build Bluff); una pared de revistas en una agencia de publicidad en Suecia (Elding Oscarson); tejas para una oficina en Madrid (Arturo Franco); botellas de Heineken que luego sirven de ladrillos del arquitecto John Habraken; encofrados de acero para un kiosco de playa en Asutralia (Tony Hobba Architects); las casas de sacos de tierra del arquitecto iraní Nader Khalili; una casa “pasiva” en Dinamarca con todo tipo de material reciclado, empezando con un par de contenedores marítimos (Lendager Arkitekter); madera reciclada forrando un museo de Mecanoo en Holanda; diverso material de segunda mano para un café en un parque de Amsterdam (Bureau SLA & Overtreders W); una montaña de puertas, muebles, ventanas para crear un espacio público en Alemania (Raumlaborberlin); la guerrilla urbana de Santiago Cirugeda en España; una casita de barrio en Australia que utiliza para las fachadas las láminas de acero oxidadas procedentes de la construcción precaria que había en su lugar (Raffaello Rosselli); una casita en un jardín francés construida con parabrisas (SWAN Architectes); un pabellón de puertas y ventanas recicladas en Noreuega (TreStykker Students)…

Qué alegría encontrar a colegas que se toman la profesión con esta soltura, a la vez que con esta conciencia; ilusionados y comprometidos con lo que puede y tiene que venir; sin detenerse en la queja o la aflicción, porque hay muchas cosas por hacer.