Imagen del robot Hadrian, capaz de colocar 1.000 ladrillos a la hora.

 

 

En marzo del año pasado supimos que una empresa china había construido las primeras 10 casas mediante una versión para la construcción de la máquina que alguien ha llegado a preguntarse si no será la tercera revolución industrial: una impresora 3D.

Una especie de churrera de tamaño industrial que va depositando sin descanso su mezcla de cemento para dar forma a las paredes y su interior estructural.

Solo un primer paso del que no se podían sacar muchas conclusiones, dado lo modesto del experimento.

Tan solo 10 meses más tarde, en el mes de enero de este 2015, la misma empresa nos sorprendió con un edificio de 5 plantas y una “villa”.

Este mes de junio la sorpresa viene desde Australia con “Hadrian”, la máquina que promete construir una casa de ladrillo en 2 días.

Los ladrillos, dispuestos sobre lo que se parece mucho a una excavadora, van pasando a una minicadena transportadora que los lleva hasta el extremo del brazo telescópico cuya pinza articulada, tras aplicarles la dosis correspondiente de cemento, los va depositando en su lugar.

La máquina, siguiendo un plano tridimensional, va dejando los huecos para las puertas, ventanas y conducciones de instalaciones; operación toda ella controlada por un sistema de orientación láser, que le permite ser precisa hasta el medio milímetro.

Ese futuro en el que las máquinas se hacían cargo de la mano de obra ya es nuestro presente y el mundo de la construcción, por supuesto, no va a ser una excepción.

Todavía no podemos predecir la profundidad de este cambio y si tendremos que encontrar nuevas vías para gestionar una sociedad en la que el pleno empleo ya no sea siquiera planteable: hasta en Estados Unidos está cogiendo fuerza la idea de una Renta Básica Universal que garantice una existencia digna.

No sabemos si seremos capaces de generar la cantidad de puestos de trabajo que van a desaparecer sustituidos por robots pero sí sabemos con absoluta claridad que muchas profesiones van a cambiar radicalmente, ocupando a mucha menos gente.

Ya hay estimaciones para todos los sectores laborales y por ejemplo para un trabajo de albañil se considera que hay un 82% de probabilidades de ser automatizado; algo a tener en cuenta ahora que hay quien sueña con volver a la España del calentón inmobiliario, cuando la construcción llegó a ocupar al 13% de la población activa, en lugar del 6% actual.