Imagen del prototipo de pared-mueble móvil de Ikea presentado al premio Index: Design to Improve Life 2015.

En este blog ya he contando varios proyectos vanguardistas para espacios reducidos en los que las paredes son contenedores que se mueven, de una u otra forma, para permitir el uso más intensivo del área disponible.

Paredes colgantes o rodantes que se desplazan para dejar sitio a una cama, una mesa, una oficina o un cuarto de invitados.

Primero fueron los 32 m² en Hong Kong del arquitecto Gary Chang, un récord de intensidad, síntesis y concentración, resumiendo todos los perfiles de su propietario en capas que se superponen, se doblan y se abaten.

Luego fue el apartamento neoyorquino del minimalista y millonario canadiense Graham Hill, una remodelación chic en un edificio antiguo del Soho, con lo necesario para no tener que renunciar a una vida social por culpa de falta de espacio.

Y ya en Madrid, la casa oficina de Yolanda R. Pila; un diseño del estudio PKMN, con una mitad “fuelle” donde la vida se pliega y se despliega al ritmo de las necesidades de su propietaria.

Pero ahora parece que la cosa va en serio de verdad: la marca sueca de mobiliario Ikea ha presentado este año al premio Index, de la ONG danesa Design to Improve Life (diseño para mejorar la vida), un prototipo de pared-mueble móvil.

Un módulo que se desliza siguiendo unas guías en la pared y puede contener un armario ropero, unos estantes, una cama abatible, una cama abatible sobre la que se abate un escritorio… o cualquier otra combinación que su volumen permita.

Si la gente de Ikea, con 45 millones de estanterías Billy vendidas en el mundo, se pone a la tarea, puede que las paredes empiecen a moverse.