Imagen de una casa Wikkelhouse instalada a orillas de un lago.

 

 

Los muebles de cartón aparecieron en los años sesenta como una alternativa económica y ligera al mobiliario tradicional.

El archifamoso Frank Gehry, antes de convertirse en starchitect, tuvo en los primeros setenta un exitoso flirteo con los muebles y el cartón, que casi lo saca de la profesión.

Su mobiliario de láminas de cartón pegadas quedó para el lujo y el coleccionismo, a lo mejor como su arquitectura, a pesar de la intención inicial de crear un producto popular.

Silla Wiggle Side de Frank Gehry.

 

Hoy en día la tendencia va más por diseñar productos sencillos a partir de láminas que se pliegan, para resolver necesidades domésticas elementales.

Zach Rothholz comenzó a experimentar con cartón corrugado siendo estudiante de Yale y hoy tiene una empresa que vende muebles construidos como si fueran de madera laminada pero cinco veces más ligeros.

Hace menos de un año el estudio ourpaperlife lanzó una campaña de micromecenazgo para producir a gran escala un kit de mobiliario de cartón, con elementos suficientes como para equipar un dormitorio-estudio.

Todas las piezas, convenientemente plegadas, caben en una gran caja de cartón con ruedas y asa, diseñada para moverse con facilidad en la ciudad; el epítome de una vida urbana, ligera y nómada.

El arquitecto japonés Shigeru Ban lleva años experimentando con los tubos de cartón, sobre todo en soluciones de emergencia para después de desastres, lo que le ha valido un reconocimiento internacional.

Y para dar el siguiente paso, conseguir la forma de construir una carcasa de cartón que sirviera de contenedor para una casa, un equipo creativo de Amsterdam, Fiction Factory, llevaba 4 años investigando.

Imágenes de la casa prefabricada en cartón Wikkelhouse en su proceso de construcción y una vez montada.

 

Lo han conseguido mediante el forrado de un molde con 24 capas de cartón debidamente encoladas una tras otra, de donde procede el nombre de su creación, Wikkelhouse, del holandés wikkel, envuelto.

Con una lámina impermeabilizante transpirable y una última protección de listones de madera, estiman que su vivienda debe tener una vida de al menos 30 años sin retoque alguno.

Esquema del montaje de una casa Wikkelhouse.

 

El montaje de los módulos de 1,20 m. de ancho se puede hacer en un día y el peso de cada uno de ellos es tan pequeño que la casa no necesita cimentación, por lo que puede ser instalada en la playa, en un jardín o en una azotea.

Todo ello en un marco ecológico y sostenible, que implica desde la selección de los adhesivos utilizados a la total reciclabilidad del producto final.