Representaciones del Hombre de Vitruvio, por Leonardo da Vinci, y del Modulor de Le Corbusier.

 

Un par de meses atrás tuve la oportunidad de conocer a Ercan Tutal, amigo de amigos, turco viajero que nos entretuvo por un buen rato contándonos la cantidad de proyectos en los que se encuentra involucrado con su fundación Düşler Akademisi (la Academia de los Sueños).

Proyectos para mejorar la calidad de vida de aquellas personas que sufren alguna desventaja para disfrutar de nuestro mundo de “normales”; nos habló de la banda de rock, del proyecto con una compañía de telefonía móvil, con una empresa de mobiliario de cocina, con la gente de ProASolutions y Design for All en Barcelona…

Su entusiasmo resultaba contagioso y creo que todos envidiamos sinceramente ese regalo de tener una ocupación tan bonita que le proporcionaba tanta ilusión.

A mi me puso a pensar en por qué yo, como arquitecto, sabía tan poco de diseño universal y ese poco estaba relacionado con unos documentos “de obligado cumplimiento” que la profesión considera una carga más.

Estamos buscándole la dimensión al ser humano desde los tiempos de los romanos, con aquel Hombre de Vitruvio que inmortalizó Leonardo da Vinci en su celebérrimo dibujo, y todavía hoy andamos un poco enredados en ese ideal que podríamos considerar platónico y cuya última representación simbólica fue el Modulor de Le Corbusier.

Sin embargo el avance de nuestra sociedad nos ha permitido tener una conciencia mucho más amplia y diversa de nosotros mismos y la representación simbólica del diseño universal de nuestro tiempo debería ser algo así como mi madre levantando el brazo, con sus 84 años y su cotidiana realidad.

En esta siguiente era, después de un siglo XX de modernidad cuya mejor herencia ha sido la democratización de la vivienda, la arquitectura debe ascender otro peldaño y hacerse más ecológica e inclusiva.

Por un lado aplicando la tecnología y el ingenio del diseño en aquellas áreas susceptibles de mejora, solucionando cada reto con una naturalidad que vaya reduciendo el catálogo de apliques y mecanismos ahora necesarios para cumplir normativas.

Por otro yendo hacia un proyecto más abierto, que permita la sencilla incorporación de otras dimensiones, otros modos de uso o, cuando la diversidad lo requiera, otras soluciones específicas.

Y siempre la alegría de servir.

Ercan Tutal, sin pintura en las manos, en el desarrollo de una actividad de su fundación.