Edificio UTS en Sydney, Australia, de Frank Gehry.

 

En los Estados Unidos andan a vueltas con el aburrido vestuario, tan gris e invariable, de algunos de sus triunfadores.

En un país con un culto extremo al éxito, se han empeñado en sacar alguna conclusión práctica de ese hábito coincidente y han encontrado una explicación científica en un concepto médico que ellos llaman decision fatigue y nosotros hemos traducido como fatiga decisoria.

Nuestra capacidad diaria para tomar decisiones es una cantidad limitada y no se puede desbordar, al agotarla empezamos a no tomarlas o hacerlo de manera, digamos, menos inteligente; haciendo un símil con internet, diríamos que tenemos un ancho de banda diario y no nos podemos salir de él.

Por eso gente tan dispar, si no fuera por su éxito, como Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Barack Obama recurren a la indumentaria uniformada: para ir ahorrando decisiones “inútiles” desde por la mañana.

Esta limitación de nuestra capacidad intelectual tiene implicaciones bastante más serías que la intrascendente de la vestimenta.

Por ejemplo, ya se ha estudiado que los jueces son menos propensos a conceder la libertad condicional en la sesión de tarde, cuando están cansados, y que los médicos recetan más antibióticos, incluso innecesarios, en las últimas horas de su jornada de trabajo.

También puede añadir una explicación a la condena de pobreza que determinados grupos de población sufren; si agotamos toda nuestra energía mental diaria en resolver cómo hacemos para dormir bajo techo o comer, es difícil que nos quede ancho de banda para tomar decisiones sabias con otras cuestiones que pueden resultar determinantes para nuestro futuro.

Edificio UTS en Sydney, Australia, de Frank Gehry.

El proyecto de arquitectura es un proceso que requiere la toma de infinidad de decisiones, decisiones importantes en el sentido de que terminarán siendo algo material de lo que disfrutaremos o padeceremos, normalmente, por mucho tiempo.

Intentando comprender algunos proyectos, a veces no encuentro mejor explicación que algo así como la fatiga decisoria; pareciera que la cantidad de decisiones acertadas que un proyecto pudiera contener es limitada y por tanto tuviéramos que enfocarnos mucho desde el principio para no malgastarlas.

Por ejemplo, si dedicamos muchas decisiones a la consecución del arte en nuestro proyecto, es posible que nos quedemos sin ancho de banda para la arquitectura.

¡Uf, qué fatiga!