Prototipo de vivienda del proyecto Solcer, que produce más energía de la que consume.

 

Las energías renovables ya no son la eterna promesa, aquella cosa de ermitaños inadaptados que se resistían a la evidencia práctica de los combustibles fósiles.

Ya no es un tema de iluminados sino un sector que da trabajo a 7,7 millones de personas en todo el mundo, con una importante capacidad instalada en países como China, Estados Unidos, Brasil, Canadá o Alemania.

El acelerado abaratamiento de la energía solar fotovoltaica ha propiciado que los particulares puedan acceder de manera masiva a este recurso y por ejemplo en Alemania la mitad de esa capacidad instalada está en manos ciudadanas (algo que lamentablemente tardará en llegar a España).

Con esta posibilidad de convertir cada vivienda en un centro de producción, la red eléctrica actual, unidireccional desde los centros de producción a los consumidores, ha quedado obsoleta o desbordada.

En un futuro próximo todas las piezas de la red estarán conectadas para dar y tomar, para producir y consumir, lo que permitirá un uso mucho más eficiente de todas las fuentes y a la vez nos dotará de una mayor independencia.

La arquitecta española Ester Coma, investigadora de la universidad de Cardiff, en el Reino Unido, es la diseñadora de una casa que produce más energía de la que consume.

El prototipo de vivienda del proyecto Solcer, para conseguir este balance energético, utiliza estrategias activas y pasivas: por un lado un alto aislamiento de todos los componentes de la construcción y por otro la incorporación de placas fotovoltaicas y un sistema de precalentado solar del aire de renovación interior.

Una casa ideal para conectarse a la red eléctrica que de manera pretenciosa se está llamando inteligente pero que desde luego parece más inteligente que la actual en manos del oligopolio eléctrico español.